AUTOBIOGRAFÍA

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Quito, Pichincha, Ecuador
Asesor Comunicación Política. Comunicador Social y periodista. Consultor independiente en Relaciones Públicas, Marketing y Comunicación Política. Analista y asesor político en entidades gubernamentales. Docente e investigador universitario. Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central del Ecuador. Máster en Ciencia Política por FLACSO Ecuador. Doctor (c) Universidad de Salamanca, área de Ciencia Política y de la Administración. Líneas de investigación: Política y medios de comunicación. Análisis de redes sociales, comunicación política, Políticas Públicas de Comunicación. Cultura política. Identidades y discurso.

15 junio 2015

¿Medios públicos o medios estatales?

Con admiración y con un profundo dolor en ese Ecuador profundo miro atento el papel de los medios públicos durante la "cadena nacional" que, más allá de un "cambio de guardia", denota un claro sesgo político a favor del actual gobierno. Lamentable resulta que los periodistas hablen reiteradamente de "manipulación" por parte de los medios privados, a quienes desde el 2007 se los ha considerado como los principales opositores del régimen. Acaso no están repitiendo los mismos patrones?

Un poco para profundizar en este tema que llama la atención a muy pocos, Hallin y Mancini (2007) señalan un concepto al que denominan como "paralelismo político" a esa proximidad entre los sistemas políticos y el sistema de medios de comunicación, pero plantean que en esa relación es necesario identificar los grados de independencia que cada una de estas estructuras.

El carácter público en los sistemas de comunicación del país fue claramente señalado en la Ley Orgánica de Comunicación, que a la par de los medios privados y comunitarios ganan un espacio "equitativo" en el espectro radioeléctrico, el 33% efectivo para cada uno.

Pero el problema no es la cuestión de la equidad. El problema radica en que resulta tan evidente esa "manipulación", similar o peor a la de un medio privado, donde los medios mal llamados "públicos" en Ecuador hacen gala de su poder para calar en la opinión pública, de manera que ese paralelismo político tenga un grado de independencia nulo debido a la orientación política que sus periodistas y su línea editorial generan.

Claramente lo señalan Hallin y Mancini cuando plantean que dentro de ese paralelismo político respecto de la regulación y especialmente de la gestión se distinguen algunos modelos básicos, entre los que se señalan el "modelo gubernamental", en el cual los medios públicos, que se los denominan como estatales, están controlados por el Gobierno o por una mayoría política, sus principales representantes (directores, editorialistas, incluso periodistas) son nombrados por el poder central para mantener un control efectivo de los discursos y también de las imágenes.

Quien diga que eso no ocurre pues lamentablemente está cerrado los ojos a una realidad que es latente en el país. La forma en la que lograron captar esos medios es muy conocido, pero poco difundido. En el caso ecuatoriano, un proceso de incautación de empresas a los banqueros, entre los que se encontraban los medios de comunicación con un alto rating de sintonía, marcó un punto de quiebre en el sistema de medios. Lo lamentable es que el ofrecimiento de la venta de esos medios de comunicación no se ha dado y sigue en manos gubernamentales con contenidos claramente posicionados a favor de la autodenominada revolución.

El poder en el país, ese poder revolucionario se ha encargado de anular los grados de independencia de nuestros medios públicos. La libertad para elegir programación educativa que alimente el conocimiento, la libertad de formar una generación de ecuatorianos con capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo no existe. Que lamentable que sigamos siendo parte de una posición política y que nos obliguen a creer que todo lo bueno nace del Gobierno y de su lindo discurso presidencial.