AUTOBIOGRAFÍA

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Quito, Pichincha, Ecuador
Asesor Comunicación Política. Comunicador Social y periodista. Consultor independiente en Relaciones Públicas, Marketing y Comunicación Política. Analista y asesor político en entidades gubernamentales. Docente e investigador universitario. Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central del Ecuador. Máster en Ciencia Política por FLACSO Ecuador. Doctor (c) Universidad de Salamanca, área de Ciencia Política y de la Administración. Líneas de investigación: Política y medios de comunicación. Análisis de redes sociales, comunicación política, Políticas Públicas de Comunicación. Cultura política. Identidades y discurso.

22 junio 2015

"Por el bien de todos, primero los pobres"

Todavía me quedó la incertidumbre de saber qué hizo retroceder al Presidente Correa en las decisiones radicales que había propuesto respecto de los proyectos de Ley de Herencias y Plusvalía, pero lo que si queda claro es que este hecho fue el detonante para que la ciudadanía muestre sus descontento con el Gobierno; asimismo, sirvió de base para que una tibia oposición gane espacio en la arena política y muestre las caras de aquellos que quieren pescar a río revuelto.

Al escuchar una y otra vez el último informe a la nación, quizás para buscar una respuesta a mi primera interrogante, me topó con la categoría de "pobreza" que obviamente apela a los "pobres"... No se supone que este gobierno lleva ocho años en el poder y que la "pobreza" ya se había erradicado? Que las políticas públicas implantadas en la Revolución han sido diseñadas para eso? Que el bono de desarrollo humano dio la pauta para sacar de la pobreza a muchos miles de ecuatorianos?

Pero ooh sorpresa escuchar de boca del Presidente el siguiente mensaje: "por el bien de todos, primero los pobres". Un mensaje que definitivamente llama la atención por el sentido y origen que éste representa. Revisando un poco la historia, me topo que el famoso mensaje no es obra divina del pensamiento de la Revolución Ciudadana sino que ya fue bautizado en México por la izquierda con el fin de captar más votos. Demagogia pura y cruel, acaso ese el fin de este proyecto revolucionario? 

Para conocimiento de mis lectores, este glorioso mensaje fue utilizado por primera vez en el Estado de Tabasco. Enrique González Pedrero, gobernador a inicios de la década de los 80 lo utilizó y matizó de tal manera que le sirvió para iniciar un programa de redistribución de los ingresos traducidos en obra pública, prestación de servicios y organización social. Así lo explica Mauricio Merino en su editorial en Diario El Universal en el 2009. Además señala que la propuesta de González Pedrero no fue gratuita, más bien sirvió de base para el aparecimiento del denominado "presupuesto participativo", considerado como la base del gobierno de Lula da Silva y que le llevaría al éxito durante ocho años en el poder con el Partido de los Trabajadores.

Este discurso que apela a velar por los pobres también fue parte de una campaña electoral para la presidencia en México, justamente cuando se enfrentaron Felipe Calderón y Andrés López Obrador, allá por el año 2006. De hecho la coalición que formaría López Obrador se adjudicó ese nombre: "por el bien de todos" y aglutinaba al Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia. Los tres partidos reconocidos como de izquierda y que enarbolaban la Revolución Mexicana de ese entonces.

Si bien es cierto que López Obrador, en calidad de Jefe del Distrito Federal promovió la obra pública, muy cierto es también que cargó sobre sus espaldas una fuerte crítica por parte de la nueva izquierda mexicana, quienes veían en el ex-candidato un típico caso de "camisetazo" programado tras varios de sus intentos por alcanzar la presidencia con el PRD, terminó anclándose en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuya base ideológica es la izquierda mexicana.

Como dice Rubén Blades en su tema Hipocrecia: "ya no hay izquierdas ni derechas: solo hay excusas y pretextos. Una retórica maltrecha para un planeta de ambidiextros..." Lo lamentable es que los ciudadanos seguimos creyendo en políticos que seguirán asegurando sus bolsillos e insistiendo que trabajan por nosotros. O simplemente nos dirán que todo lo que hacen es "por nosotros, por los pobres", que todos los costos políticos son "por el bien de todos, primero los pobres". 

Del otro lado, seguiremos esperando que eso se cumpla y mirando pasar como "la revolución avanza" a "primero los pobres", eso no es retroceder?

18 junio 2015

Los de la izquierda que comen con la derecha

En las sociedades modernas, el desarrollo y crecimiento profesional de los seres humanos es necesario. Entran en juego elementos estructurales económicos, sociales y educativos. Sin duda, los tiempos han cambiado, los principios y valores que en nuestras generaciones se forjaban en casa, se fortalecían en la escuela y se ejecutaban en el ejercicio laboral, lastimosamente se han perdido en un buen porcentaje. 

A qué viene esta introducción? ... no lo tomen a mal, pero mi crítica desarrolla el "ser coherente con lo que se predica". Una costumbre que a muchos funcionarios snobs se les quedó en el papel desde hace mucho tiempo. Esa pasión por la Revolución Ciudadana ha perdido seguidores y en gran número desde la vigencia de aquella política pública denominada "nueva matriz productiva", matriz que va de la mano de una sutil "derecha" anquilosada en la "pseudo izquierda" y que va en contra de los principios de la naturaleza, de las propuestas y del respeto al que apelaban los revolucionarios en el Plan Programático del 2007. 

La raíz de estas nuevas formas de gobernar, a partir de la supermega estrategia extractivista ha generado una fuerte pugna por cuestiones ideológicas que se junta con esa pasión contraria a la "partidocracia" cuyo origen es la contradicción con los grandes partidos de la "derecha" ecuatoriana que gobernó desde el retorno a la democracia. 

Los "camisetazos", el "hombre del maletín" y las famosas "coaliciones fantasmas" a las que hacía referencia Andrés Mejía, eran tradicionales en una política legislativa marcada por decisiones verticales. Pero ¿qué ha cambiado en el país durante los últimos años? A mi criterio nada. Nada más allá de un cambio de mayorías (lograda incluso con asambleístas ex-partidocracia y ahora pro PAIS), ya que las decisiones verticales impuestas desde el Ejecutivo se mantienen. Un ejemplo claro son los proyectos de ley de herencias y plusvalía impuestos y después de pocas horas retirados del debate so pretexto de "recuperar el ambiente de paz" y "promover el diálogo nacional". 

Esto que sucede en el legislativo se traduce también en el rol de los funcionarios públicos de alto rango (esos snobs), que se han convertido en aquellos personajes que se auto consideran de "izquierda y que comen con la derecha", aquellos reconocidos como "los nuevos ricos". El mejor filtro para visibilizarlos son las redes sociales. Por ejemplo, las protestas registradas en los alrededores de la sede de Alianza PAIS, donde no solo hay movilizaciones espontáneas, sino también "obligatoriamente" motivadas. La serie de fotografías con colores verdes intensos muestran los "micro-niveles de transferencia política" traducidos en fotografías de funcionarios de bajo rango (los pequeños snobs) con Asambleístas, con Subsecretarios, con "variopintas" personalidades políticas. El objetivo: ganar algo de credibilidad con el resto, de demostrar su pasión revolucionaria e incluso conservar su puesto de trabajo. 

Del otro lado, aquellos funcionarios de alto rango (verdaderos snobs) que se muestran en reuniones, en cenas, en autos nuevos, casas de estreno, viajes (aunque sea en giras presidenciales), shopping, closets llenos de ropa y todas aquellas acciones que pueden etiquetarse como "lujosas" y "peluconas". Solo ejemplos de aquello que son motivo de crítica desde el poder y es ahí donde la coherencia precisamente no es algo que se practique. 

Todas estas contradicciones son la mejor forma de entender las movilizaciones de ciudadanos de izquierda, de derecha, neutrales, apolíticos, estudiantes, amas de casa, con y sin auto. No son solo las leyes de herencia y plusvalía, en realidad éstas fueron el desencadenante para que los ciudadanos se harten, se cansen y su única y exigente demanda sea la rectificación, una categoría que el gobierno y sus funcionarios no logran entender.

16 junio 2015

Cuando retroceder no es sinónimo de rectificar

Hace algún tiempo, en el 2010, en pleno boom de la Revolución Ciudadana, cuando todos estábamos fascinados de esa “nueva” forma de hacer política, escribí cuan efectivo resultaba el discurso y la práctica en la Revolución Ciudadana. Me refería a esa capacidad que tenía el gobierno para cumplir con sus objetivos, planteamientos y ofertas que incluso rebasaban la “demagogia” tradicional.

Han pasado casi 5 años desde aquellas reflexiones y la arena política ha cambiado radicalmente. El ambiente está cargado de muchos elementos para el más sesudo análisis que vaya más allá de las redes sociales y que fuera de sesgo político muestre una realidad que evite las confrontaciones ideológicas y aterricen en una realidad que muchos tienen temor a aceptar. El discurso gubernamental perdió efectividad?

El problema coyuntural de la política ecuatoriana se centró durante los últimos días en los intentos de aprobación de las Leyes de Herencias y de Plusvalía, proyectos enviados desde el Ejecutivo a la Asamblea, que causaron debate, molestia y enfrentamientos de sectores a favor y contra.

Ernesto Laclau afirmaba que los discursos son esa forma misma de la constitución de lo social,  porque permiten la articulación o desarticulación de diferentes elementos y solo se materializa cuando construye realidades. La pérdida de efectividad en el discurso y en la práctica ha perdido legitimidad y esa es la realidad.

Frente a este concepto Laclauniano, qué respuesta se puede dar cuando en medio de un espectáculo de tarima, vacío de contenido y cargado de apasionamiento, el Presidente de la República aprovecha “efectivamente” de un acto cívico - el cambio de guardia en el Palacio de Carondelet-, para visibilizar de manera insistente a sus enemigos, a aquellos que quieren desestabilizar su gobierno, aquellos cegados por un poder individual en contra de una “mayoría” que lo apoya.

El terreno “efectivo” para asegurar y justificar sus actos fue la Plaza Grande, un momento clave para señalar su posición “inclaudicable” frente a sus propuestas de Ley. Horas más tarde, en su “mensaje a la nación” – otro terreno válido pero menos apasionado-, cambió el sentido al verbo “ceder” y justificó la visita del Papá para que el país lo reciba en un ambiente de “paz, regocijo y reflexión”.

¿Ceder o retroceder? ¿Cuánto afecta esto a su credibilidad? Una respuesta frente al hecho es que sus discursos políticos los maneja bajo una lógica y una estructura determinada, que dependen mucho del contexto y de la situación en la que se desarrollan. Correa como actor político está en la posibilidad de articular diferentes lógicas, diferentes formas de expresar sus palabras. Frente a sus seguidores demostró que sus acciones son parte de un “ritual político” y apelan a la ideología revolucionaria encarnada en su institucionalidad.


Asimismo, justificó su idea de la erradicación de la inequidad en función del cristianismo, sancionando como “pecado social” a la desigualdad y motivó a un “diálogo” nacional con los sectores para tratar la Ley. Los ciudadanos aspiran y esperan que estas iniciativas se den, los cambios y sobre todo rectificaciones son urgentes y a la vez necesarias. 

15 junio 2015

¿Medios públicos o medios estatales?

Con admiración y con un profundo dolor en ese Ecuador profundo miro atento el papel de los medios públicos durante la "cadena nacional" que, más allá de un "cambio de guardia", denota un claro sesgo político a favor del actual gobierno. Lamentable resulta que los periodistas hablen reiteradamente de "manipulación" por parte de los medios privados, a quienes desde el 2007 se los ha considerado como los principales opositores del régimen. Acaso no están repitiendo los mismos patrones?

Un poco para profundizar en este tema que llama la atención a muy pocos, Hallin y Mancini (2007) señalan un concepto al que denominan como "paralelismo político" a esa proximidad entre los sistemas políticos y el sistema de medios de comunicación, pero plantean que en esa relación es necesario identificar los grados de independencia que cada una de estas estructuras.

El carácter público en los sistemas de comunicación del país fue claramente señalado en la Ley Orgánica de Comunicación, que a la par de los medios privados y comunitarios ganan un espacio "equitativo" en el espectro radioeléctrico, el 33% efectivo para cada uno.

Pero el problema no es la cuestión de la equidad. El problema radica en que resulta tan evidente esa "manipulación", similar o peor a la de un medio privado, donde los medios mal llamados "públicos" en Ecuador hacen gala de su poder para calar en la opinión pública, de manera que ese paralelismo político tenga un grado de independencia nulo debido a la orientación política que sus periodistas y su línea editorial generan.

Claramente lo señalan Hallin y Mancini cuando plantean que dentro de ese paralelismo político respecto de la regulación y especialmente de la gestión se distinguen algunos modelos básicos, entre los que se señalan el "modelo gubernamental", en el cual los medios públicos, que se los denominan como estatales, están controlados por el Gobierno o por una mayoría política, sus principales representantes (directores, editorialistas, incluso periodistas) son nombrados por el poder central para mantener un control efectivo de los discursos y también de las imágenes.

Quien diga que eso no ocurre pues lamentablemente está cerrado los ojos a una realidad que es latente en el país. La forma en la que lograron captar esos medios es muy conocido, pero poco difundido. En el caso ecuatoriano, un proceso de incautación de empresas a los banqueros, entre los que se encontraban los medios de comunicación con un alto rating de sintonía, marcó un punto de quiebre en el sistema de medios. Lo lamentable es que el ofrecimiento de la venta de esos medios de comunicación no se ha dado y sigue en manos gubernamentales con contenidos claramente posicionados a favor de la autodenominada revolución.

El poder en el país, ese poder revolucionario se ha encargado de anular los grados de independencia de nuestros medios públicos. La libertad para elegir programación educativa que alimente el conocimiento, la libertad de formar una generación de ecuatorianos con capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo no existe. Que lamentable que sigamos siendo parte de una posición política y que nos obliguen a creer que todo lo bueno nace del Gobierno y de su lindo discurso presidencial.